26 marzo, 2009

La mesa de piedra y las piedras de sillas, o, para los extranjeros: The Martian Boggie


Es el hombre misterioso el que camina por el entretecho. Lo siento como un gato negro persiguiendo a tres ratones, no para matarlos, sino para darles leche. Los guarenes que corren arriba de mi cabeza comieron el veneno que les dejo mi papá. Aún no mueren, se acabaría el mundo si tomaran la leche del gato negro o si se murieran por intoxicación, Su juego es del perseguidor y el perseguido.
Solo cuando llueve, en la selva, o donde sea, no hay gatos ni ratones. Cada uno se acomoda en su madriguera, en espera del sol para iniciar otra vez el juego. La vacuna que me pusieron contra el Sarampión, los galletones y la leche caliente con nata, el vómito que nunca nadie se enteró, luego de la vacuna, era mi debilidad encubierta.
El hombre oscuro no mata, si fuera así estaríamos todos muertos.
Pero ya no son ratones, ahora escucho tambores, sonidos arcaicos.
El hombre ya no es de gabardina negra, ni camina en una noche con bruma, es un cavernícola.
Ahora se encarga de construir un hogar, una mesa de piedra y cuatro piedras de sillas.
Para los extranjeros que leen: Suddenly, this little bitty green… hand Holding a ketchup bottle came into view… And I freaked cause the guy sitting… Next to me WAS A MARTIAN!!.
Ahora duermo en una carpa, estoy en el sur, en lago Puyehue, entreteniéndome en buscar la madriguera de los leones y de los coipos, antes gatos y ratones. Ahora el guaren soy yo, así me decían cuando chico, creo que fue una tía la de la genial idea de ese lindo apodo... menosmal que la cagaita de decirle guarén la arreglaron diciéndome súper ratón... y ahí estaba, ahora el súper ratón buscaba al león. Mientras tanto mi papá, hacia el comedor prehistórico, ahora histórico en mi memoria.
Ir de camping es la experiencia de los modernos de parecer antiguos, se parece precario, se tiene todo lo suficientemente precario para parecerlo. Pero para un niño es de lo mejor, es aventuras, buscar señales de animales imaginarios, como el elefante con patas de zancudo que finalmente era la carne de la cazuela que no me gustaba comer. Vacaciones, dormir en las rucas de plástico, jugar con la tierra, temerle a los rayos y la lluvia de la noche.
Me voy a bañar, mi padre ha construido una piscina de piedras, un círculo donde me siento seguro, más allá estaba el acantilado, pero en un lago. En ese entonces no me preguntaba estupideces como que si ese acantilago acuático era el mismo que el acantilado aéreo, y si me lanzaba a cualquiera de los dos, no me tiraría al vacío: en uno me ahogaría, en el otro me azotaría contra la tierra. De todas maneras he hecho actos temerarios en la vida, intentar enredar mis recuerdos es uno.
Para los extranjeros que leen: Well, he was sitting over there with a…Bunch of colored sticks on… his plate…And I looked over at him and I said…What you eating there, boy, crayons…He said, why no…they're Martian cigarettes…Here, try one.
Ahora los tambores son latidos, mi corazón me avisa que estoy vivo, aquí en esta micro de mierda viendo como cae la linda lluvia.
Son pedazos... nunca una historia.
Para los extranjeros que leen no les debería importar un comino todo esto.
Para las cabezas que leen:
Puntos importantes en relación con la realidad:
-Hay ratones en el entretecho.
-Existió la mesa de piedra, la piscina de piedrecitas y mi papá que las construía.
-Lo del viaje con los marcianos será para otra oportunidad...

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