11 noviembre, 2013

Se escucha desde el cielo:


Se escucha desde el cielo:

 

¿Dónde está el Tíbet?

¿Dónde hay un Belén?


                                            Ahora…

 

 

¿Dónde vuelvo a nacer otra vez?

 

Si ya estoy adentro,

                                                 insivible.

 

¿Cómo hago que me vean?

 
 
                                                   Hoy…

 

 

Se escucha desde la tierra:

 

Estoy viendo Avatar,

estoy viendo Jesucristo-Super-Estrella,

estoy viendo Bollywood

 

                                                        Adiós.

21 octubre, 2013

Todo lo encuentro en tus ojos.


Todo lo encuentro en tus ojos,
soles amarillos de galaxias lejanas
continentes café verdosos llenos de pura vida
océanos profundos, mirada serena.

 
Todo
 

Y si no hubiesen ojos,
si nos  invadiera la ceguera momentánea
si hubiese un velo entre nosotros.
Que importa
 

Todo lo encuentro en tu cuerpo,
sabores, relieves, besos infinitos.
Y si no hubiese tu cuerpo,
Y si tu cuerpo cambia con el tiempo

Que importa,

Seria signo de que te mueves al compás de la fuerza vital y que estas en crecimiento,


Y si no tuvieras nada de lo aparente:
tus ojos, tu cuerpo, tu sonrisa,
emerge un hilo invisible que nos conecta
el misterio que nos une,
y ahora eso para mi importa,


Si nos perdemos, disolvámonos en el aire,
Volemos en los sueños, llamémosnos en silencio,
de pronto, ese hilo aparece, y nos dice que estamos juntos
por muchas mas razones, por muchos mas sentires,
deseos, voluntades,

Simplemente estamos juntos y le agradezco a la vida por ese regalo.

29 octubre, 2012

En la cabaña del corral del sol

Introdúcete en las grietas de los árboles,
y se uno por un momento,
unta tus manosraíces en la tierra
comparte y bebe la sabia.
Sé el río de adentro.
Ríe por dentro.

Las grietas las atraviesas
adentrándote en ellas
como los niños haciendo senderos.

Quizás los pájaros carpinteros dan la señal,
pregúntales en silencio,
quizás los nidos son la entrada,
ayuda a construirlos sin hacer nada.

 
 
Los huevos la salida aérea.




Respiremos.
Aire, sol, latidos,
Ir y venir, abraza el día y la noche.

Entre el lago y la arena hay orillas,
y entre el hombre y los árboles la hendidura invisible.

 

                                                                                              Antumalal.
Octubre, 2012.

29 noviembre, 2011

Abismo

Estoy junto a mis compañerosde viaje,
y decido arrojarme al abismo
a descubrir en lo antes insondado,
la riqueza de mi existencia.

Me sumerjo en una forma de percibir
y vibrar,
que no conocia,
y trabajo un tema que ahora no recuerdo,
lo importante para mí es haber disfrutado
el vuelo,
sentir que mientras caía me salían plumas,
y en el fondo de ese acantilado
estaba la Tierra que me sostiene.

El útero esta a mi favor...

La luna esta desde siempre en mi compañía,
y el arbol con sus raíces y su sabia
me dan fuerza.

Yo soy todo eso,
y eso esta dentro mío,
y la destrucción esta presente.

Y la vida la abraza...

Siento,
y cuando abro los ojos
el amor de todos me inunda,
y aprendo a ser humano.

02 abril, 2011

El circo de los espejos

El circo de los espejos, donde todas las imágenes se rompen,
donde no existe el reflejo de la luna.
El desamparo, el acantilago rodeado de piedras,
hundiéndome en busca de tierra, en el espacio actuático.
Respiro humo y sabor amargo.

El vacío, un vertedero de letras,
llenando el blanco de tinta y sangre,
sábanas rojas, arcoiris que no se unieron, de formas distantes
que las sopla el raco viento cálido.

La sensación de perder el hilo el mareo y la luz que enceguece.

Todas las ilusiones que me entrega el circo de los espejos,
a módico precio, experiencias aisladas del cause del río,
circo solitario,
reflejo del deseo de estar en versión fantastma.

Me apretan mi carne unas manos de tierra,
veo un letrero que dice "salida",
los pasillos de este lugar, las paredes, la consistencia de este aterrador lugar,
toman forma,
no se si habra otro circo afuera o los primeros rayos del sol.

18 julio, 2010

Muerte y Resurrección

De baldosas de piedra blanca estaba hecho el suelo del lugar de mi muerte y resurrección. Pilares como lo de los oráculos de los griegos, o quizás era uno de esos, porque estaba ubicado en un monte no tan alto, rodeado de un valle mediterráneo. Era mediodía y ahí estaba acostado boca arriba, observando cómo se acercaba mi muerte, tranquilo y en paz, porque al lado mío estaba un elefante, que me sonreía y transmitía la sensación de que era lo que tenía que suceder, que para seguir viviendo necesitaba una muerte (una de tantas). También me acompañaba una viejecita sabia, estaba apoyada de un báculo sencillo de madera, vestía telas livianas, sus ojos eran cálidos y su rostro risueño, juguetón. De pronto una llamita sale de mi pecho, y muero, me transformo en un observador del cadáver, aunque también puedo estar observando desde dentro del cuerpo, y llamo a seres que vengan a devorarme. La tarde noche comienza a caer, la anciana prende antorchas porque alrededor se aglomera una tribu que observa y me da miedo, así que ella hace un círculo de luz y nos protege, y mi elefante se pasea mostrando su autoridad. Llegan una especie de aves humanas, supongo que serán gárgolas, y con sus hocicos desprenden pedazos de piel y se van volando, llegan buitres, hombres caníbales y muchos ratones grandes y negros, a comer la carne de ese muerto que era y que no era yo, porque yo miraba esto al comienzo con temor, luego con asombro y después con una veneración de esta ceremonia que se estaba realizando en este monte sagrado y que también estaba sucediendo en otro monte lejano. De mi cuerpo ya casi solo quedaba el esqueleto, así que pequeñas hormigas entran en fila y desgarran pedacitos de carne para luego con el soplo de fuego que salía por la boca de la abuela terminar de calcinar hasta el último vestigio de mi cuerpo, dejando el esqueleto ahí, concluyendo mi propia muerte, entrando al silencio, absorbiendo el vacío el tambor de mi corazón se apaga, cambio de forma, cambio de forma, cambio de forma.

No transcurre mucho tiempo, de hecho comienza a aclarar y el lugar poco a poco el lugar va tomando colores nuevos, brillantes. Durante la ceremonia de muerte y hasta ahora estoy acompañado por la abuelita, mi viejecita sabia, y el elefante con quien en poco tiempo hemos hecho una buena relación. Aún siguen ahí mis huesos, pero no por mucho, porque el rocío de la mañana, la luz, la tierra y la vida entera comienzan a manifestarse a su ritmo. Enredaderas salen de entre medio de las baldosas y comienzan a enredarse entre mis huesos, de sus capullos brotan hermosas flores, unas pasifloras, y otras naranjas de hojas alargadas, la vida surge y la anciana comienza una danza como zorba el griego (no por el tipo baile, sino por la sensación que me producía su danza) y salta de un lado a otro, ágil y vital, mientras que el elefante se para en dos patas y de su trompa produce sonidos de trompeta, festejando el nacimiento, danzando por el ciclo de la vida que nunca acaba, de la muerte y la resurrección de todo, de los complementos de vida y muerte que hacen de todo un uno eterno. Observo toda esta ceremonia, la continuación de la noche oscura, y solo río de felicidad, viendo como mi cuerpo nuevamente adquiere vida, como se compenetra con lo vivo, directamente como se enreda con estas enredaderas que son los hilos con que teje la madre tierra. Pido a los seres que reconstruyan mi cuerpo, que siga esta fiesta, y comienzan a aparecer ardillas con piedras en las manos y las van haciendo mi carne, aparece un oso y me cubre de miel, mi piel. Cuando de pronto, sin quererlo, me alejo del monte, y comienzo a subir hasta los cielos, tanto que salgo a la estratosfera, tanto que la tierra se empequeñece, y observo un tornado de luz que está entrando del universo entero a esta pequeña y acompañada tierra. Nuevamente empiezo a regresar hasta el monte de mi nacimiento, y asombrado miro como este tornado de luz comienza a entrar en mi pecho, ahora comprendo eso del soplo divino…, porque ya mi reconstrucción estaba lista, mi piel y cabellos y mi forma original eran las de antes (aunque la sensación era completamente de renacimiento, de ser nuevamente), e incluso me paro, pero tengo la sensación de moverme sin voluntad, hasta que termina de entrar este gran tornado de luz y recupero la sensación de ser, mi almita que salió pequeña y entro grande. Ahora si estoy nuevamente dentro de mi cuerpo, y observo la danza de la vieja y el elefante, y feliz quiero abrazar y agradecer a mi vieja sabia, que danzarina y juguetona cada vez que la quiero abrazar se desmaterializa, jugando a lo mismo que para mí había sido una ceremonia intensa y tremenda, ella lo hacía con un goce maravilloso, la intento abrazar varias veces y no lo consigo, hasta que entiendo su mensaje, así que ya que mi cuerpo era nuevo y había pasado por todo esto, me propongo disolverme y rearmarme tal como la anciana, me resulta y la sensación es de felicidad profunda, porque era entender lo fugaz, lo transitorio y la felicidad del cambio, de la transformación continua del ser. Había aprendido a hacer esto, mi viejecita sabia sin palabras me transmitía su conocimiento, no sé porque pero me dan ganas de intentar volar, siempre había querido hacerlo así que por qué no, y simplemente me elevo y vuelo por los aires recorriendo este hermoso valle.
Regreso acá, ya no soy el mismo y los tambores aún continúan sonando.

27 enero, 2010

Hola Dr. vez

Hola dr. vez,
en cuando te miro, doctor de delantales,
y digo lo querido para sentir lo deseado,
averiguo, incrédulo, que duro y que maduro,
te ves al revés,
en este estado.

Si, con el dr. vez,
tal vez lo predicho,
esta mal dicho,
pero prevengo que de temores entendios,
el logro alcanzado.

Un pez en el molino,
arrebatado y mareado,
le dice al sapo,
escucha lo que no he oído,

El sapo conviene,
con el pez en el agua,
que cuando antes se entendieron,
hoy se alejaron,
respiro respiro.

02 enero, 2010

Son todos unos conchasdesumadreweonessacosdeweavayansealachuchamierdas.... y "yo" tambien!!.

Mi cara es la de un muerto, estoy frío y mi silencio es desértico, no se qué es ser humano, me veo en el espejo y me veo zombie, en mi cabeza esta un mundo que desde fuera no lo comprendo, pienso X y cuando me miro me digo, puedo decir d, m, f., me encuentro pensando y no siendo, atrapado en mi ideal de místico iluminado, de verdad no se como cresta me entienden, ni como se enamoran, si cuando me miro me molesto, me enojo, váyanse a la mierda, hijos de la puta, no soy el que muestro, ni se que soy sin esa máscara, quiero averiguarlo, ahí hay una luz, la risa me da vida, el enojo me da vida. Como Pink Floyd, confortablemente adormecido, y me da lo mismo la wea que me digan, y lo subo porque quiero, y pico si lo leen y sus aplausos y sus retos, y su desinteres, y la wea que sea, y me mando a la mierda a mi mismo tambien, chao!.

20 diciembre, 2009

¿La ve María?



Enredaderas escalan por tus piernas
años, en lento movimiento,
floreciendo dentro de los relojes de arena.

Piel tornasoleada quemándose con fuegos de artificio.

Remolinos.

Y si fuera una serpiente de esas que están en canastos de paja,
en una calle de india,
no saldría con monedas, ni flautas ni ratones,
saldría con el Bolero de Ravel,
tocado por la gente,
de improviso,
con instrumentos de calabazas,
flautas de tallos de alcachofas
y tambores de cabezas de muertos...

Una vez afuera, un títere musical.

Y todo esto solo porque me lo dicen tus ojos.

Valientes y pacíficos.

12 octubre, 2009

Esos diálogos posibles

De repente me pregunta a qué se refiere con ciudad interior, ¿es algo que le esta pasando a su cabeza? no acerté a responderle nada, solo me puse rojo y la mire de reojo, -ehh, bueno… Cuando voy leyendo en el metro lo hago porque no hay paisajes ni nada que mirar, salvo esa tubería con luces y anuncios para que no se note lo gusanos que somos andando bajo tierra. La cosa es que no entendí la pregunta porque el libro se llama la ciudad anterior, y no me logre explicar en ese momento si había sido un lapsus o era una pregunta retórica para poder empezar a entablar una conversación que por mi primera disposición de silencio y monosílabo ella sabía que iba a terminar en un monólogo. - ¿Es una ciudad interior, pero físicamente, o sea la ciudad física, a eso me refiero?, y sigo sin saber que responder y solo atine a decirle que el libro era re bueno, que estaban bien construidos los personajes (una frase que se supone impresiona porque expresa que uno sabe de lo que esta hablando) y que me parecía que esa ciudad interior era la cabeza del personaje principal, y que no podía salir de esa ciudad física porque ya el desgano y el hastío lo había dejado sin siquiera la voluntad de elegir su destino. Ahora, no tengo idea porque le dije todo eso, porque la verdad es que no pienso que le haya dicho nada sobre la ciudad anterior, el libro de Gonzalo Contreras, sino más bien que le hable de su ciudad interior, y le confirme el libro imaginario que a esta altura estábamos creando en esa pequeña conversación de tres estaciones de metro.
Me dice que es profesora y que esta trabajando en escribir cuentos para niños. Me alivie que la conversación empezara a ir a un terreno más neutral, porque hablar de uno en tan poco tiempo sabiendo que nunca nos íbamos a volver a encontrar siempre da el espacio para la mentira piadosa y las frases para el bronce, y una opinión sobre cualquier cosa es siempre un riesgo. Me pregunta que qué hago o si estudio y le digo que soy psicólogo, y su expresión cambia y me dice que linda profesión, como si uno fuera la Madre Teresa para que sea tan linda profesión, pero debe haber sido porque de verdad sentía cariño por los niños. Su expresión era tranquila y las arrugas me decían que su vida había sido de hartas risas y pocos llantos. ¿Te gusta leer?, ¿lees mucho?, y me río nerviosamente y le digo que sí, mientras todavía estoy pensando en aclararle que el libro se llama la ciudad anterior, y de hecho saco mi mano del título para que se de cuenta del error, haber si todo vuelve a empezar de nuevo, pero ella me dice que tenemos cosas en común y pasa de largo el gesto. Y si ya estaba ahí sin querer irme porque la señora era bien simpática, le digo que encuentro bonito el hacer cuentos para niños, que trabajo con niños y que le recomendaba un libro, el tesoro escondido, o la ventana hacia los niños, principalmente porque la mitad de los libros eran transcripciones hechas de los propios niños, y de cómo perciben el mundo desde la fantasía y el juego, -ahh, que interesante, que lástima que no tenga papel y lápiz para escribirlo, pero me acordaré (ahora que lo pienso era bien raro que ambos, se supone que escritores no anduviéramos con nada para escribir) y ya el encuentro se alarga y la señora me indica que el viejo de al lado tiene un lápiz en su bolsillo (que seguramente estaba participando de esa conversación como espectador expectante), así que le damos la bienvenida al fugaz encuentro y le pido el lápiz, anoto los libros y la autora, y la señora (que quería preguntarle el nombre y decirle que también escribía) dice algo así como que era lindo esto de conversar con las personas y que se genere un contacto, asentí y compartí la opinión, y ya la despedida fue el termino del viaje, me quería dar la mano, como cuando me saludan como “doctor”, pero le di un beso en la mejilla, le sonreí y le di la mano, deseándole suerte en su libro de niños, le dije que ojala que leyera esos libros porque para escribir para niños hay que volver a serlo.
Y el señor de al lado, se saca los lentes oscuros y me mira –¿Qué libro estas leyendo?, la ciudad anterior, y me dice, -ahh, bueno puede que sea el mismo autor, y la misma ciudad, porque yo leí una película que se llama la ciudad de dios, igual que tu libro.
Ahí me di cuenta que el deja vu existe, o que en realidad da lo mismo que cresta uno lea, o que cada uno quiere escuchar lo que quiere escuchar, o que en realidad puede que tenga problemas de dicción, y ya no me preocupe por decirle que mi libro era la ciudad anterior, porque a esta altura ya no sabía que libro estaba leyendo, y si los personajes estaban afuera o adentro de la ciudad, o quizá en esos dos encuentros posibles.
-Si, si leí esa película, es este mismo libro que estoy leyendo, la misma ciudad, y es re buena película, ambas ciudades se parecen. ¿Simpática la señora, no le pareció?, -sí. -Bueno, adiós, que este bien.